Mis palabras son caricias que intento que atraviesen una pantalla y llegue a esa zona vulnerable y real del interior. Es un don que llego en luna llena en el cumpleaños 50 de mi padre en las estrellas, donde tomé un cuaderno y escribí mis primeros versos sin pensar. Hoy ya van cientos de personas que me han leído, incluso sin conocerme, y cuando los veo en persona me dan un abrazo dándome las gracias.
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Es un puente entre la vida y las personas, mis palabras. Comienzan siendo mías y terminan siendo de todos. A momentos a «valientes» que van a mi consulta, o grupos que hago talleres o rituales, les improviso un poema en el momento: a cada corazón abierto le haría una poesía, le recitaria un verso sagrado para plasmar en ese momento, que eres arte solo por vivir.
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Gracias bendito don de la palabra, de poder escribir con belleza y hablar con profundidad y humor. Gracias a quienes leen, porque en ese preciso momento, comienza la música entre palabra y corazón…
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Benjo Podlech