Sagrado Masculino en Grecia
Acaba de terminar la primera aventura del 2023 al servicio de la energía masculina. El destino fue Grecia.
Grecia con toda su historia e impacto en Occidente, desde la filosofía hasta los arquetipos del Olimpo, me daba mucha curiosidad conocer el interior de hombres y mujeres en su camino de consciencia.
Cada país que visito es un mundo y cada consciencia que se expresa es un color.
Fue así que al llegar a Atenas tras un largo viaje, comencé a sentir la energía del lugar. El movimiento del inconsciente, cómo mi cuerpo se sentía y que iba intuyendo. Una mezcla de sensaciones para ir recibiendo la “naturaleza” del lugar.
Los seminarios de la Energía Masculina comenzaban al día siguiente de mi llegada. El lugar para guiar los talleres era hermoso. Incluso la primera noche que estuve escuche como bailaban y liberaban emociones mujeres a través de la danza. Una pequeña señal de que la “liberación” sería importante.
El sábado 18 de febrero del 2023 por la mañana comenzaría el trabajo con los hombres. Primer grupo de hombres GRIEGOS que trabajaba en mi vida sobre la masculinidad consciente. Fuimos 17 hombres. Varios de ellos era su primera vez en un círculo de hombres. Ninguno sabía de qué se trataba esto y aún así fueron sin conocerme. Un honor considerando el compromiso que tengo con esta labor y servicio de la energía masculina por el mundo.
Pasamos cinco horas abriendo nuestras vulnerabilidades, nuestra silenciada tristeza y timidez a sentir junto a otros hombres. El proceso no es fácil, requiere valentía. Y la tuvieron ellos. Logramos saber confiar en un grupo de desconocidos para luego recuperar la alianza con los hombres de nuestro linaje. Se abrió el corazón, para que una vez dentro, recibiéramos ese apoyo de los hombres que vivieron antes que nosotros.
Emocionados, con los ojos brillantes, sonrientes y ligeros, terminaron esta primera parte de la aventura. Agradecido los abracé a cada uno.
Por la tarde, era el turno de las mujeres. Mujeres terapeutas, coach, con un camino de conexión con el sagrado femenino. Al comenzar ya fui percibiendo como ellas estaban orgullosas de conectar con las diosas griegas, como Perséfone, Demeter y Hestia. Era un grupo que nunca me había visto y por lo tanto estaban muy atentas si realmente tenía sentido o experiencia mi labor por el masculino. Me gustó, porque se lo estaban tomando en serio.
Comenzamos el proceso. Nos presentamos. Y ahí estaba con 16 mujeres queriendo dar un paso para conectar con la energía masculina más allá del Patriarcado. Fue intenso la primera parte al verlas sentir esas memorias de dolor, trauma y desconfianza en sus cuerpos. Hasta el punto de recibir el apoyo de la energía masculina. Momento de intimidad, silencio y apertura. Dos horas pasaron como cinco minutos fue la sensación. Para terminar el día conectando con el linaje masculino, los hombres, los cuáles las apoyaron y ayudaron a sanar.
El primer día se logró trabajar por separado con hombres y mujeres. El Domingo ya era el día de estar juntos logrando el milagro.
Llego la segunda parte de este trabajo. Tenía a casi 30 personas en la sala. Entre ellos y ellas no se conocían mucho, al mismo tiempo que yo era el que había presenciado sus corazones abrirse.
Por la misma razón pudimos ir profundo. Tocar y comenzar a movilizar traumas y memorias de bloqueo en los cuerpos de mujeres y hombres. Sosteniendo el espacio de compartir nuestros dolores, mujeres escuchando, hombres sosteniendo, juntos sanándonos.
Recibir el nuevo tacto del femenino, el nuevo tacto del masculino, permitió abrir una nueva memoria, una siembra de amor en nuestra sensibilidad.
Para finalizar frente al fuego. Escuchando sus cantos griegos. Su conexión con lo sagrado de ese momento. Por construir un profundo puente de confianza entre hombres y mujeres. Fue un regalo sostener ese primer fuego de mi vida en Grecia con mujeres y hombres rezando, cantando y honrando esta medicina. Ya ninguno fue el mismo, todos nos transformamos.
Agradecido de todo, sentí satisfacción y emoción. Algo más grande de lo que podía imaginar había tomado espacio y lugar en sus cuerpos, corazones y mentes. Se despertó una medicina: el masculino recupero un lugar sano en sus vidas.
La primera parte de la misión fue completada. Faltaba la segunda: realizar una ofrenda por el masculino en lugares de poder de Grecia.
Sin planearlo, ni mucho menos saberlo, simplemente me deje tres días “libres” para poder lograr semejante aventura sin conocer nada del país.
Las señales y sincronías hicieron su trabajo: al terminar los seminarios, voluntaria e intuitivamente tres mujeres que participaron me dijeron de llevarme a Delphi, al templo de Apolo y la cueva de PAN. Se organizaron entre ellas y en menos de una hora, al día siguiente partíamos en coche hacia ese lugar. Gracias Grecia por mover los hilos de la misión.
Nos encontramos a la hora. Comencé mi travesía con tres “brujas” griegas que me acompañaron y apoyaron en la ofrenda por el masculino. Era la primera vez de sus vidas que hacían algo así. Y era también la primera vez para mi que tres mujeres se sumaban hacer ofrendas por el masculino. Una inesperada continuidad de lo sucedido el finde pasado.
Disfrutamos de los paisajes, tomamos agua de la fuente que antiguamente las personas se limpiaban para poder entrar al templo de Apolo. Descansamos por la noche.
Al día siguiente fuimos al templo de Apolo. Había unos grupos de turistas. Un hermoso día soleado (simbólico considerando a Apolo el Dios del Sol). Fui observando y sintiendo el lugar. La energía que inspiró esa construcción y también la memoria de los restos. Definitivamente era un lugar con algo especial.
Me detuve frente al templo. Había unas pequeñas barreras para no tocar los restos. La traspasé y pude sentir con mayor detalle lo que había dentro. Pedí permiso a la tierra y al lugar para hacer el trabajo. Me llamarón la atención para salir, y así lo hice. Me senté, puse mi ANK y Dragón sobre una roca. Comencé el rezó y sentí con claridad la confusión que había ocurrido “Brillar por sobre otros y no JUNTO a otros”. Y realicé el canto. Fue especial, dos o tres pájaros cantaron muy fuerte al momento que realizaba el ikaro. Comprendí que el lugar estaba de acuerdo con ese ajuste. E hice la ofrenda. Al minuto llego una policía para movernos del lugar. Lo interesante es que había tres “brujas” Griegas conmigo realizando también una ofrenda por el masculino en ese templo. Doble ofrenda, doble geometría.
Luego nos quedamos en silencio bajo un árbol hermoso del lugar. Sintiendo lo que había pasado. Claramente no era sugestión ni una creencia forzada el haber realizado la ofrenda. Algo se movió en el ambiente y en nosotros.
La primera parte de la misión había sido completada: Brillar con otros sería ahora la siembra en el inconsciente colectivo.
Nos quedamos durante el resto del día hablando de lo que sucedió, una especie de integración. Era la primera vez que mujeres me acompañaban y resonaban con hacer ofrendas a la energía masculina.
Quedaba la segunda parte de la misión: La cueva del Dios PAN, dios del instinto, la sexualidad.
Descansamos y al día siguiente era el último en Delphi. Me levanté temprano para ver el amanecer, conectar a solas con los apus del lugar y escuchar. Fue hermoso. A continuación tomamos desayuno, llevamos nuestras cosas al coche y nos fuimos hacia la cueva.
Primera vez en el camino que veía montañas con nieve en Grecia. Todo era una primera vez y al mismo tiempo familiar. Una especie de encuentro con la variedad de energías de este antiguo país.
Estacionamos en una parte del camino para luego caminar durante 40 o 60 minutos hasta la cima de la montaña. En el camino había nieve, árboles, colores diversos, una escena de belleza que fui apreciando a cada paso.
Al ir subiendo algunas prueba sucedieron. Desde Barcelona recibí algunos audios y problemas que me hacían ver que era bastante serio y real lo que iba a suceder en esa cueva. Una densidad previa para desconcentrarme en realidad solo provoco que me enfocará el doble.
Y finalmente vi la entrada a la cueva. Camine lento, observe atento, respiré y entré. Me recordó cuando hace un poco más de un año fui a la cueva de María Magdalena en el sur de Francia a hacer una ofrenda de la energía masculina, con la diferencia que la cueva de PAN era muchísimo más grande y con una energía totalmente diferente.
Recorrí la cueva completamente para descubrir la geometría de trabajo del lugar. Hasta que la encontré. Observé una gran roca con cara de Dragón y otra con cara de anciano, entendí que esa era la entrada para llegar al centro de la cueva.
Hice las ofrendas. Hasta que llegó el momento de los cantos en el centro de la cueva. Cuatro cantos, cuatro direcciones. Había mucha densidad. Si la sexualidad del masculino o instinto del inconsciente colectivo estaba vinculado a ese lugar, entonces estaba frente a algo que llevaba siglos generando una vibración. No fue fácil terminar los cantos, ni tampoco sostener la ofrenda. Se logró. Junto a una íntima ofrenda que dio una de las brujas griegas.
Luego toque el tambor para que ellas bailaran, y sembraran la danza por el masculino en esa cueva. Nuevas formas, nuevas ofrendas.
Salimos del lugar. Quede cansado e introspectivo. Definitivamente algo se movió. Ellas lo sintieron, yo también.
Nos fuimos a comer. Conversamos de todo lo sucedido. Me dieron las gracias emocionadas por hacer este tipo de ofrenda por el masculino. El femenino de Grecia me daba las gracias a través de sus hijas. Una hermosa señal.
Al día siguiente era mi vuelo de retorno. Estábamos en la casa de una de ellas cerca del mar, a casi 3 horas de la cueva de PAN. Fuimos al mar, a sentir el agua, a cerrar la experiencia. Decidí meterme al agua, con todo mi respeto y sintiendo una bendición y gratitud del lugar. A la hora llego un chico que había estado en los seminarios. Nos saludamos, se metió al agua también. Nos sacamos las cartas. Y me sopló un rape. El masculino de Grecia me daba su última bendición permitiéndome cerrar con el agua salada en mi cuerpo y la medicina del rape la misión. Estaba doblemente agradecido, porque se cumplió la misión y se sembró belleza. Les recé que porfavor honraran y expandan la medicina que tienen como griegos por el mundo, porque se necesita. Y me fui al aeropuerto para volver a España.
Todo lo anterior es un relato de los hechos que ocurrieron en mi travesía por Grecia. Para sumar aún más «curiosidades” estoy terminando de escribir estas palabras el 25 de Febrero, el día que hace 1 año volví de mi aventura por Egipto.
Inevitablemente en este misterio veo como la sabiduría de Egipto y ahora Grecia, en un lapsus de un año, están ahora en mi ser. En ambos sitios realizando ofrendas por el Masculino, en ambos sitios recibiendo regalos.
En específico en Grecia, si pudiera poner colores y sabores a lo que me entrego ese país a través de hombres, mujeres y lugares de poder en relación a la energía masculina, es decir, lo que tiene ese lugar de la tierra para dar sobre la masculinidad más allá del patriarcado sería:
- Calma: Lo que ya no está en mi vida, es necesario para tener ese espacio disponible, abierto e incluso conectado al vacío y eso genera calma en la entrega.
- Sobriedad: Decir lo necesario, silenciar lo importante, compartir lo preciso.
- Escucha: de mi corazón, de mi instinto, de mi sutileza.
- Simpleza: lo pequeño es suficiente
- Una nueva Sensibilidad: Es como que hubiera ganado o recuperado corrientes de sensibilidad, con canales distintos y claridades nuevas.
- Ritmo del corazón: Para abrir o simplemente para reposar. Para dar o simplemente recibir. Para contemplar.
- Amable Presencia: de la potencia a la amabilidad.
Gracias Grecia. Me has ofrendado al menos estas siete energías, enseñanzas para seguir esta exploración de la energía masculina. Un pedazo del misterio ha sido recuperado.
Ahó
🐉 Benjo 🐉