A ti Verdad
Esa verdad impredecible, constantemente emergente, naciendo y naciendo, sin saber más que ser ella misma.
Esa verdad que te envía señales con el cuerpo, la intuición, personas y situaciones y que sin embargo, escucharla es un constante desafió: la verdad de ayer no necesariamente es la de hoy.
La verdad solo quiere verdad, algo similar sería decir que el amor solo quiere amor.
¿Dónde nos educan para escucharnos y para seguir eso que no se limita a una idea, sino que se expande adentro de lo sutil a lo concreto?
Esa tristeza a veces querida verdad, de un anhelo de seguirte días atrás, se transforma solo en una ilusión de quererte llevar y en el fondo, si te miro de frente, tu me llevas… ¿Cómo querer decidir por la misma fuente de vida que me manda sus gestos a través de ti «verdad»?
Otros momentos, de una dicha increíble, de pasar miedo tras miedo, por lanzarme a tus brazos, morir en un mismo respiro de ser un reflejo de ti y entender que la vida tiene infinitas capas de sentirla.
Al parecer contigo Verdad, Esencia, Espíritu o frecuencia de vida en el más profundo y cercano interior, invitas constantemente y a la vez permites que no te escuchemos, para vivir la experiencia de escapar o negar, lo que emerge tan suave de ti.
Tal vez, me he hecho un arteSano de ver verdades de cientos de personas activarse y en ese preciso momento, se me para el tiempo y veo, siento y recibo esa verdad diferente y tan real.
Colaborando, acompañando y también yendo hacia ti con entrega y decisión, se mueven las cargas, las expectativas para que quede tu canción, con espacio y honesto movimiento… y era aquí, donde tantas veces te busque, eres movimiento «verdad», esa que no se desifra con la mente, sino con la entrega total».
Para todos los que se han atrevido a escucharse, a seguir un llamado interno, un impulso profundo y lo hicieron, les agradezco su anónima valentía.
Benjo Podlech